noviembre 02, 2009

LA CHICA DEL FARO

¡Hola a todos!

Su compañera Paola les quiso compartir este cuento. Es su participación en el concurso "El Joven y la Mar". Le deseo mucha suerte a Paola y al resto de las alumnas que participaron en esta convocatoria.


Un beso,
Miss Martha

.......................................................................................................................................................................


Hace mucho tiempo en un puerto muy lejano, vivía una muchacha tímida y triste. Su madre murió el día que ella nació y no se le conocía amigo alguno. Se creía una persona insignificante y toda la gente del puerto pensaba que algo extraño escondía.
La gente no sabía cual era su nombre, y no atinaban como llamarla, así que decidieron llamarla “la chica del faro”. Ahí, en el faro, pasaba los días mirando el mar. La hacía sentirse cómoda y relajada. Por las mañanas, caminaba por la playa para sentir su suave arena y cómo las olas le acariciaban sus pies. Experimentar esto la hacía recordar los momentos felices con su padre junto el faro.
La chica del faro, tenía algo oculto, un recuerdo, que al pensarlo lloraba tristemente. En la ciudad había un psicólogo llamado Soleno, era amigable y cariñoso, ayudaba a cualquiera que lo necesitaba. Él, al ser un profesional experimentado, con sólo observarla sabía que tenía algo, y en ocasiones intento acercarse pero ella se alejaba frenéticamente.
Una tarde de agosto, el doctor fue a buscarla al faro, la encontró sentada sobre los peñascos, ahí donde las olas tronaban. Soleno se acercó a ella, y le preguntó qué era aquello que la atormentaba. Él la miró y se perdió en el mar azul de sus ojos. Se sentó a su lado y la joven, llorando, empezó a contar su historia:
-Hace algunos años, mi papá, me citó justamente aquí. Él era un almirante de la Marina de México, y celebraríamos mi cumpleaños número doce.-
-Continúa-, dijo Soleno, mientras le tomó con ternura las manos. -Ese día, me sentí muy feliz porque lo volvería a ver después de muchos meses de estar en el Mar.
-Saliendo de la escuela, me dirigí al faro. No pude llegar a él, porque las calles cercanas habían sido cerradas y por ellas corría gente, llorando asustada. Se escuchaban murmullos de una gran ola, después de acercarme pude enterarme de lo que había pasado: Un terrible tsunami había azotado el puerto.-
-Si, ahora lo recuerdo bien, lo vi en las noticias. Aún estaba en la Universidad de Psicología de Baja California. –Lo siento-. Ella continuó con el relato.
-Cuando al fin pude llegar, ahí frente al muelle, vi el barco de papá, destrozado y medio hundido, comencé a llorar, sentí que mi corazón se había desplomado. Lo busque por todas partes, nadie sabía de él, nadie lo volvió a ver, ni yo.
Es por eso que me la paso aquí, frente al faro, para esperar a que regrese. Lo hago todos los días, cada tarde. La gente dice que ya enloquecí, porque a veces, cuando miro el mar, veo a un hombre flotando sobre las olas que se acerca a hablar conmigo.-
Soleno se quedó sorprendido con el relato de aquella chica, pero más cuando su mirada se dirigió al horizonte y una imagen luminosa se movía hacia ellos. Mientras su luz se apagaba y algo o alguien se materializaba. El espectro, con su traje de gala, y un recto al caminar, orgulloso de portar la bandera mexicana.
Cuando llegó frente a ellos, dio un saludo militar y con tono suave, dijo: -Mi niña, ya no debes preocuparte por mí, estoy bien del otro lado del sol, junto a tu madre. Ya no volveré más aquí, ya estás con alguien que te guiará y cuidara, él velará por tu destino.- Aquel ser, se fue alejando lentamente, y la luz de la luna inundó el mar.
El doctor la tomó de la mano y ella apretó con fuerza, mientras que de su mirada marina salió una lágrima de despedida.

Fin.